En forma general podemos decir que es CIENTÍFICAMENTE PROBADO COMO MUY IMPROBABLE el que un ser humano pueda adquirir toxoplasmosis a partir de los gatos, ya que se requieren condiciones de higiene muy deficientes que no son habituales en el país y dado a que los felinos transmiten este agente sólo una vez en la vida, y durante unos 7 a 10 días, normalmente cuando tiene menos de 2 meses de vida y los elementos eliminados con las fecas no son infectantes al hombre sino hasta 48 – 72 horas después en promedio… por los hábitos de higiene del felino, es dificilísmo – por ejemplo – contagiarse a través de compartir la casa , dormir o acariciar un gato que tenga estos ooquistes maduros en su piel.
Toxoplasmosis y embarazo
Frente al desafortunado caso de que una mujer embarazada se contamine por primera vez con este protozoo estando gestante (normalmente en la cocina al manipular la carne sin guantes), no volverá a tener problemas con ninguna gestación posterior, a excepción de que sufra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida; esta aclaración se hace importante ante las dudas de que mujeres que tienen problemas repetidos para concebir o bien sufren pérdida de su gestación en forma repetida pudiesen asignar su problema a la toxoplasmosis … esto no es posible. En forma más detallada, es conveniente saber:
Toxoplasma gondii es un agente unicelular protozoario del género de las Coccídeas y se constituye en uno de los parásitos más extendidos en el mundo.
Muchas creencias y supuestos han rodeado a esta enfermedad en el mundo y, en la actualidad, se conocen con certeza los mecanismos de contagio entre los animales y entre ellos y el hombre, dado que se reconoce a esta enfermedad como una zoonosis.
Es claro en el mundo el papel del gato en el ciclo biológico de la Toxoplasmosis, si bien en nuestro país aún persisten supuestos antiguos sin fundamento.
Respecto al complejo ciclo biológico de este parásito, podemos resumir que existe una fase sexuada o intestinal, que sólo existe en la especie felina, y un ciclo extraintestinal en huéspedes intermediarios, que involucra a todos los animales vertebrados, como aves, peces, reptiles y mamíferos, incluyendo a los propios gatos y al hombre, en los cuales la coccídea se encuentra en quistes celulares, denominándose bradizoitos (cistozoítos o merozoitos) . En la infección aguda se encuentran como formas proliferativas en tejidos llamados taquizoitos ( trofozoitos o endodiozoitos).
En la fase sexuada o proliferativa (taquizoito), se generan los ooquistes o huevos que abandonan el cuerpo del felino con sus deposiciones. Posterior a la infección, en el epitelio de la mucosa del intestino delgado ocurren las fases asexuadas A , B , C , D y E y luego la formación de gamontes sexuados.
Los ooquistes eliminados por los gatos requieren de 1 a 3 días (según temperatura y humedad) para esporular y resultar infecciosos a los vertebrados, pudiendo durar en el ambiente de meses a años. Los gatos infectados, menores a un año y generalmente infectados por la ingesta de una presa cruda, eliminan luego de un período denominado de prepatencia (3 a 10 días en contagio por carnivorismo y 20 a 24 días si ingiere ooquistes) miles a millones de ooquistes por un breve y único período en su vida, de 3 a 15 días, para luego desarrollar inmunidad que detiene la posibilidad de eliminación de estos huevos.
Todos los demás vertebrados se contagian por la adquisición de ooquistes desde el ambiente (aire y agua) y/o por ingesta de tejidos con taquizoitos en el caso de los carnívoros u omnívoros.
Este último factor, junto a la naturaleza no infecciosa de los ooquistes recién eliminados por un felino y el estrecho rango de edad y días en que se elimina, hace muy poco probable que el contacto directo con gatos sea una fuente importante de transmisión al hombre.
En efecto, estudios diversos coinciden que un tercio de la población humana mundial en promedio tiene anticuerpos para Toxoplasma gondii y , por lo tanto, se han expuesto al parásito, pero menos de un 20% de ellos ha tenido contacto alguna vez en su vida con gatos silvestres o domésticos, y muchos de los seronegativos han convivido estrechamente con gatos toda su vida.
La transmisión en forma primaria ocurre mediante la manipulación (en la cocina, por ejemplo) o ingestión de carne cruda o mal cocida, y en forma secundaria de ooquistes esporulados desde el suelo (jardineo), agua (de riego, verduras, frutas) o desde la caja de arena de gatos que estén el la edad y el período de eliminación de ooquistes y no sean sometidas al retiro diario de las fecas. En casos menos frecuentes existe contagio transplacentario (forma congénita) o por transfusiones sanguíneas.
En los gatos, la fase de multiplicación intestinal no tiene signos y pasa desapercibida para los dueños, en muy pocos casos se describe fiebre ligera y/o deposiciones más blandas (diarrea ligera). La forma sistémica o tisular puede o no generar signos en los gatos al igual que en otros mamíferos, en la primera infección (en ausencia de anticuerpos) con presentaciones agudas o crónicas y signos generales como fiebre y anorexia y otros específicos según el órgano más dañado, en especial, sistema nervioso, ojo, hígado, pulmón y corazón. Al igual que en el ser humano, la infección en gatas gestantes genera enfermedad transplacentaria congénita con muerte de los gatitos en la infección antes del día 30 de gestación, o el nacimiento de gatitos infectados que mueren en la lactancia con infecciones posteriores al día 40 de gestación.