El profesor e investigador ofreció tres conferencias sobre cirugías en perros y gatos ante un centenar de médicos veterinarios mexicanos, ante los que pidió impulsar una campaña de educación entre dueños de animales de compañía para diagnosticar a tiempo daños y destrucción de articulaciones en mascotas, desde los cinco o seis años de edad.
“Como en todas las enfermedades, el diagnóstico temprano evita años de sufrimiento de los animales y la necesidad de recurrir a cirugías con altos desembolso económicos o al sacrificio prematuro de perros y gatos”, indicó el experto egresado de la Universidad de Milán, quien es considerado uno de los tres cirujanos de ortopedia para animales más importantes del mundo.
En México se calcula que existen 18 millones de perros que viven con familias y otros 10 millones de perros que viven abandonados en las calles, según los Centros de Atención Canina del Distrito Federal, Monterrey, Guadalajara y Querétaro, así como datos de la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especializados en Pequeñas Especies (AMMVEPE).
Un porcentaje alto de estos animales vive con dolor crónico o permanente, de acuerdo con Pozzi, pero no ha sido diagnosticado.
“Pareciera que está de más decirlo, pero los perros no pueden hablar. Un dueño responsable puede observar cuando el dolor avanza desde antes de llegar a una etapa de aullido imparable. Un animal que va perdiendo salud en sus articulaciones disminuye mucho su actividad diaria, cambia su humor y puede volverse irritable, está incómodo permanentemente aunque esté sentado o echado y, en casos extremos, hace vocalizaciones intentando llamar la atención de sus dueños”.
En México se calcula que existen 18 millones de perros que viven con familias y otros 10 millones de perros que viven abandonados en las calles, según los Centros de Atención Canina del Distrito Federal, Monterrey, Guadalajara y Querétaro, así como datos de la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especializados en Pequeñas Especies (AMMVEPE).
Un porcentaje alto de estos animales vive con dolor crónico o permanente, de acuerdo con Pozzi, pero no ha sido diagnosticado.
“Pareciera que está de más decirlo, pero los perros no pueden hablar. Un dueño responsable puede observar cuando el dolor avanza desde antes de llegar a una etapa de aullido imparable. Un animal que va perdiendo salud en sus articulaciones disminuye mucho su actividad diaria, cambia su humor y puede volverse irritable, está incómodo permanentemente aunque esté sentado o echado y, en casos extremos, hace vocalizaciones intentando llamar la atención de sus dueños”.
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